martes, 21 de abril de 2009

Del sueño de Sarmiento nada queda



Desde la época de Domingo Faustino Sarmiento la docencia primaria fue mayoritariamente destinada a la mujer. Ella, tal vez por su cercanía de madre, y como una extensión del hogar patriarcal en aquellos tiempos donde el hombre tenía por función ser la cabeza de familia y salir a trabajar, la mujer se encargaba del hogar y la crianza de los hijos. Era casi natural pensar que la persona indicada para guiar a los pequeños en su primeras letras debía ser de sexo femenino.
Tiene lógica la frase "la escuela, el segundo hogar", allí hay una madre, una docente, una mujer que escucha el planteo del niño pidiendo ayuda por un problema de aprendizaje, de contención o de afecto. Similar al hogar familiar donde la figura del hombre es austera.
Desde la década de 1880 con la llegada de las maestras norteamericanas, traídas por el presidente Sarmiento para organizar la educación en las escuelas normales, han transcurrido más de 120 años y la evolución educativa frenó su curva de crecimiento para comenzar el descenso.
A la fecha, la situación de los docentes catamarqueños se plantea fuera del aula, en las calles, en las movilizaciones, en las asociaciones gremiales que los representan buscando finalizar un largo conflicto con el Estado. Este exige mayor calidad educativa, los docentes contraatacan con mayores y mejores salarios. En el campo de batalla quedan los alumnos, huérfanos de aprendizajes con heridas que en el futuro marcarán la diferencia entre profesionales buenos o regulares. Muchos ni siquiera llegarán a profesionales.
La pelea también tiene otras aristas, el Ministerio de Educación posee el dominio del dinero, controla las partidas que cada escuela debe recibir para su administración interna. En este "segundo hogar" si faltan tizas, bancos o vidrios en las aulas es porque Educación no quiere, no puede o es su estrategia de combate para debilitar al docente que pelea por sus derechos.

Un caso de ejemplo, los hay por cientos con sólo mirar los diarios, en Concepción (Capayán) la Escuela N˚ 260 "Maestros Argentinos" viene solicitando por todas las vías posibles que consideren la situación de este edificio con una planta de 5 maestras, 2 especiales, 4 itinerantes y 8o alumnos, que deben lidiar con su falta de presupuesto y hacerse cargo ellas de los gastos de limpieza, insecticidas y repelentes.
El predio de la escuela es muy grande y se encuentra cubierto de yuyos y maleza, la acequia se encuentra descuidada y en la situación actual con la proliferación del virus del Dengue el panorama es caótico. La escuela N˚ 260 también esta pidiendo el nombramiento de una persona masculina para todas las tareas de mantenimiento en el edificio.
Las escuelas reciben el dinero que Educación otorga en la compra de mercadería para el comedor y no se autoriza a comprar otra cosa. El año pasado entregaban una partida de dinero denominada Caja Chica, destinada a los insumos necesarios en el establecimiento. En lo que va del año 2009 las remesas de dinero aún no llegaron, por lo tanto las administración interna de la escuela las solventan los bolsillos de las propias docentes. Las maestras deben vivir, comer, alimentar a su familia y mantener la escuela, todo con el mismo salario. El mismo caso se repite en distintas establecimientos educativos del interior provincial.
En esta lucha desigual, nadie gana todos pierden. Corrección: TODOS PERDEMOS.
(Fotografías de Fidel Herrera)

1 comentario:

  1. Hola Niko, acabo de leer la nota sobre las escuelas y la educación en general en Catamarca.
    Te felicito es muy valiente de tu parte ocuparte de un asunto primordial en la vida de los pueblos como es la educación. Te cuento que en Buenos Aires no es diferente y yo he sido testigo porque me tocó trabajar en la Dirección provincial de Infraestructura Escolar por 30 años así que lo he visto personalmente en todo el ámbito provincial. De todas maneras no te lo digo como consuelo, sino porque creo que alguna vez alguien nos va escuchar. Cariños desde La Plata.

    Elisa Ines Penas

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