Día de los enamorados

Acostumbrados al consumismo; modas, comidas, hábitos y gustos sugeridos desde el extranjero, los empresarios locales no podían dejar de explotar, digo festejar el "Día de los enamorados", o San Valentín, un santo de la segunda centuria de la era cristiana en la antigua Roma (existen más versiones sobre el tema).
Ya sabemos que todo lo que se hace en Europa y América, aquí también hay que hacerlo y venerar a un santo que jamás piso tierras gauchas, ni sabe lo que es un mate con pan casero sentaú junto al brasero, es un poco injusto. Nuestros Santos también merecen una oportunidad similar.
Fertilizada la cabeza argentina, sólo queda correr en favor de la corriente, o que te sientas salmón y la emprendas en contra.
Ya en la calle, vidrieras aquí y allá, ositos de peluche, zapatos, vestidos, perfumes, el bolsillo se contrae a cada paso en busca de la prueba de afecto que represente el amor eterno, al menos hasta el próximo Día de San Valentín.
Volviendo al salmón, creo que el mejor regalo está en la esquina que ya pasé.
El lugar está vacío, fresco y sobre todo no debo perder tiempo en largas colas. Perfecto.
El señor me atiende con muy buenos modales, hasta me sonríe desde su uniforme blanco (debo ser el primero en todo el día).
Frente a mí todo un abanico de joyas en color rojo apagado. Finalmente me decido... ¡déme un kilo de peceto!
Hoy la carne es un verdadero lujo. Una joya en el plato de cualquier argentino (que no sea funcionario ni integrante de la sociedad rural). ¿Qué mujer se puede resistir a un kilo de peceto fresco? ¡Una verdadera muestra de amor!

Feliz día de los enamorados!! amigos del blog.

Pd. No me quedó dinero para el postre ¿alguien me ayuda...?