jueves, 20 de marzo de 2025

Letu Bazán: La mujer en eterna construcción

La imagen, esa cáscara que rodea a las personas, es un condicionante social para determinar su lugar, posición y nivel de desarrollo.
Saltarse las formas, romper los prejuicios no es para cualquiera. Abrir caminos en una selva de hombres tampoco es tarea fácil.
Construirse a sí mismo, desprendiéndose de partes que ya no son necesarias, tampoco es para cualquiera.
Aprender de las limitaciones, entenderlas y luego expandirlas puede llevar tanto tiempo como la vida misma. Hay personas que no ven el final de una etapa, sino el principio de otra.
Hoy la entrevista está dedicada a una mujer de evolución constante, de pelearle a las formas. De una energía inmensa, contagiosa y sobretodo la desparrama en aquellos que vienen por fuera del sistema, por los caminos paralelos de la sociedad de las máscaras.

Leticia Alejandra Bazán

El primer contacto con Letu, fue un año atrás. Junto a su marido viajábamos a la competencia 42º Homenaje a Pedro Arias, en El Portezuelo. De la charla informal, animada con mates se fueron desgranando pedacitos de su vida, que me impactaron. Esa mujer deportiva de pelos parados, tonada con sabor cordobés y acelerada para la charla, se merecía el tiempo necesario para conocerla con más detalles.

¿Tu tonada te delata, dónde arranca tu niñez? 

Soy nacida y criada en Córdoba, mi familia es 100% deportiva. Mi papá Adrián (El Kino) era paracaidista, practicaba deportes de riesgo. Vengo de familia aeronáutica. Mi abuelo hizo los planos del Pucará (IA-58 avión de ataque, construido en la fábrica militar de Córdoba). Mi papá perfeccionó los del Pampa (IA-63 avión de entrenamiento). Él tenía un amigo acá y se venía de muy joven y en el aeródromo se largaban en una avioneta propia para hacer saltos.

En el Museo del Deporte, cuando estaba en el Urbano Girardi, había fotos de Adrián tirándose con una escalera, hacía saltos en paracaídas, simulando figuras. Crecí en ese mundo y tuve la buena suerte de poder compartir varios entrenamientos con él.

¿Cuando empieza tu vida en el deporte?

A los once años, vivíamos en Cerro de Las Rosas, a unas cuadras del estadio Mario Alberto Kempes. Allí empecé con el atletismo. Mis domingos eran de no quedarme durmiendo, a las cinco de la mañana mi viejo sacaba su auto y yo corría desde el Kempes hasta Carlos Paz, más o menos. En el auto, mi mamá Dora con el mate y mi hermana Any eran el soporte técnico. Me di cuenta que correr era muy solitario y yo necesitaba relacionarme con todo el mundo, conversar o hacer otras cosas. Por eso después elegí el rugby.

En la ENET, escuela de hombres, en el recreo se jugaba al rugby y me pasan la pelota, como era velocista en el pasaje de vallas del atletismo, empecé a saltar a los changos. Así a mis 12 años ya estaba jugando rugby, como wing.

Anécdota: en un tacle, en piso de loseta perdí un diente. Estuve tres días sin sonreír en mi casa, hasta que se dieron cuenta que me faltaba un diente. Jugué al rugby hasta los 17 u 18.

En la parte física se empieza a notar la diferencia con los changos. Alternativamente ya estaba jugando en el seleccionado de vóley.

Las Quircas -  rugby femenino - Chumbicha, fundado por Letu

International World Academy Rugby, Unesco, en el staff de entrenadores de liderazgo deportivo. Junto aMike Brewer  capitán de los All Blacks en la final del mundo en Sudáfrica 1995  estrechando la mano de Nelson Mandela.

Convivencia deportiva, penal de Miraflores, a los Awkas

Coach de liderazgo deportivo en el Club Hurones Valle Viejo  2015- 2029


¿En la etapa del rugby cómo era la relación con tus compañeros adolescentes, lograban verte como alguien más del equipo o te hacían alguna diferencia por ser la nena? 

No tenía pinta. En realidad siempre tuve el pelo corto, no me crece mucho, y por la formación deportiva tampoco fui muy curvilínea de joven, era muy tabla. El apodo en casa era tabla de planchar. Ya te imaginarás por qué. En esa época el bullying no estaba patentado, así que todo valía.

Nunca sentí ni pedí que se hiciera la diferencia. En el rugby mi apodo era La Osa, porque te agarraba y no te soltaba. Era bastante feroz en los tacles. Tuve el mismo apodo de animales que tenía cada uno, el buitre, el cuervo, el toro y la osa. Y tomaba la coca del pico de la botella con todos ellos.

En la época de los boliches, yo no salía porque la escuela industrial me llevó mucho tiempo de estudio, el grupo se hizo más cuidadoso de mi parte femenina.

En mi familia se me instó a hacer lo que yo quisiera, pero sin perder mi esencia. Sigo llevando mi cresta (su emblema, sello personal que la identifica a la distancia). Cuando doy clases o tengo una ponencia en la facultad, me pongo mis trajes, mis botas, mis zapatos, es otra faceta de mi vida que disfruto también.


¿No abandonas tu femeneidad? 

Es una parte muy valiosa de mi vida también. Así como hago cursos de fuerza, de defensa personal, de Muay Thai (boxeo tailandés). También he tomado cursos de automaquillaje y la formación física me llevó muchas veces al modelaje, a estar en concursos de reina. Tenía un cuerpo más o menos alineado de tanto entrenar. Por ahí era una reina de belleza que tenía un poco más de espalda que el resto, los vestidos me calzaban diferente, pero me entraban.


¿Cuando entras al vóley?

Empecé jugando en el Liceo de Señoritas, les faltaba una pegadora, venía de entrenar con varones en la ENET, donde era obligatorio básquet y vóley. Siendo zurda no podía hacer básquet porque se me complicaban los dos hemisferios, me dediqué al voley. 

En la época del colegio industrial los tableros de trabajo eran para diestros, y los tornos y todo era para diestros. Tuve que aprender a usar la derecha. Usar mis dos hemisferios me permitía pegar por dos lados y a la vez jugar con una red más alta. Así que jugar con mujeres me pareció fácil 


Te daba ventaja, porque el contrincante no sabía si ibas a rematar con derecha o izquierda… 

Sí, me daba una ventaja deportiva, fue un aprendizaje jugar con otras mujeres, se maneja desde otra perspectiva completamente diferentes a la del equipo de hombres. 

Los sábados a la mañana entrenaba con mis compañeros de la ENET y por la tarde jugaba con las chicas de la Mutual de Banco en Córdoba. 

Cuando vine a Catamarca fue muy difícil, en el 2000 y no me acostumbraba. Mi ex esposo trabajaba, mi hijo iba a la escuela y la única quedaba en la casa y no se relacionaba con Catamarca, era yo. Estaba resentida de haberme mudado acá. Entonces empecé a jugar en la vieja Sociedad Española.

El deporte siempre es un puente a una vida mejor. (resalta con ímpetu)


¿Por qué venís a Catamarca? 

Nos vinimos por trabajo. En ese momento trabajaba en McDonalds y el papá de mi hijo hacía eventos para hoteles cinco estrellas en Córdoba. Vinimos con mi hijo muy pequeño al que no veíamos mucho en Córdoba y lo teníamos en el piso de un hotel, dando vueltas y jugando.

Descubrir La Alameda al frente de la Sociedad Española y que mi hijo creciera con arena, que jugara era una alegría enorme.

Fue un cambio duro, pero muy positivo, pude disfrutar la infancia de mi hijo, como cuando yo era chica. Tuvo perros, gatos, iguanas, todo lo que quiso. De adolescente vivió en el exterior mucho tiempo, como alumno de intercambio de Rotary y cuando llegó de Alemania lo dejamos en la universidad en Córdoba y él solo quería venir a Catamarca. El sentido de pertenencia y de paz que nos regaló Catamarca ha sido único. 


¿Ganaste un lugar y perdiste un marido? 

No, yo no considero que lo haya perdido. Creo que las personas, algunas, están destinadas a cumplir una etapa en tu vida y seguir adelante. No lo disculpo, pero intento entenderlo con mucha terapia. Entendí eso de ser una mujer alfa, el ir marcando o abriendo caminos, ahora hay muchos caminos  abiertos. Pero en esos momentos el querer hacer boxeo, hacer Muay Thai, hacer MMA (artes marciales mixtas), tirarme en paracaídas… hay hombres que tienen otra visión de la mujer para su familia.

Cumplimos una etapa muy linda, criar a nuestro hijo. Me di cuenta que yo tenía que seguir sola. No podes guardar tus alas en una mochila cuando entras a tu casa. 


¿Tenías unas alas muy grandes y dispuesta a volar lejos? 

O las quería seguir tejiendo ya de grande. Mi papá me enseñó que “el cielo no es el límite cuando hay huellas en la luna”. Me decía todo el tiempo esa frase y se la digo a mis alumnos. Nadie te puede decir que llegaste hasta acá porque tenés 50, 30, o 20 años o porque no terminaste. 

Estoy cursando mi carrera universitaria y la voy a terminar a mis 51 o 52. Para mí es lo más importante.

El gran hallazgo y con mucha terapia, fue decidir no volver a tener pareja por un tiempo. Me dediqué a hacer CrossFit y con el grupo competimos en el exterior. Después me gustó el MMA, como que iba buscando esa libertad de acción. 


Jiu-jitsu  con el Profe Favio Díaz y Pablo Llampa


¿Catamarca te mostró ese mundo, en Córdoba no sabías nada de estas actividades?

No conocía ese mundo. Yo me vine a mis 25 años con el vóley. Jugué para Ciencias Económicas durante muchos años. Trajimos muchas medallas doradas para ellos. 

Y un día el voley dejó de tener el encanto ya lo había jugado mil años. Entonces me fui al CrossFit que recién empezaba. Me gustó mucho el trabajar con pesas en los entrenamientos y fue el paso al levantamiento olímpico. 


¿Detallame esto de levantamiento olímpico? 

Renegaba de los entrenadores y también de los directivos de Deportes. Cuando quisimos hacer aquí el primer torneo de levantamiento olímpico de pesas, por desconocimiento, lo consideraban un deporte nuevo.

_Discúlpeme junto con la maratón, es el deporte más viejo que hay, los griegos ya probaron su fuerza levantando cosas. Es más, Atlas está levantando el peso del mundo. - le dije esa vez.

El levantamiento olímpico es un deporte de mucha precisión. De mucha flexibilidad. Trabajás más la flexibilidad que la fuerza y mucha concentración, es muy completo.

Tuve la suerte de tener un gran profesor, Pablo Tapia, muy joven. Él había estudiado medicina, nos daba la biomecánica y la fisiología del deporte de una manera muy precisa. 

Ya había mujeres compitiendo, chicas con sus 20 años y yo estaba compitiendo con mis 49 años, mi segunda adolescencia. Esa fue otra barrera, abrir espacios como lo sigo haciendo ahora, pasando los 50.

Hay lugares en el que sí llegaron las mujeres, pero no las mujeres de esta segunda adolescencia. Tenemos que seguir abriendo barreras, demostrando la calidad de vida de las mayores de 50, Todavía podemos dar algo de pelea, con inteligencia y razonamiento, hay mucho más. 





Campeonato de levantamiento olímpico de pesas-  Catamarca 2023

Competencia en Paraguay

Va una clásica: con casi 50 años, ¿cuántas veces te mandaron a lavar los platos, o te dijeron no?

Ya perdí la cuenta, un montón. La primera vez me mandaron a mi casa a pintarme las uñas, fue en la escuela ENET Nº4 de Córdoba. Al ser zurda no podía manejar un torno y rompí una máquina de herramientas. 

_¿Bazán por qué no se va a pintar las uñas? _No, respondí.

El hombre es mucho más intuitivo al manejar herramientas. Las mujeres somos más mentales y si no sabemos el proceso no lo podemos llevar a cabo. Intenté hacerme la intuitiva, cuando todos se iban yo me quedaba practicando, así a lo Michael Jordan.

Te juro, no tenía talento para las máquinas y herramientas. Sí tenía la matemática en la cabeza para la programación, pero no para el ir tocando, e ir haciendo. Lo compensaba con horas y horas estudiando y practicando para que cuando me tocara me saliera bien. Y después me tocó y me sirvió en todos los ámbitos.


Camino a los sueños

Aprendí, en terapia, a viajar sola, he tomado aviones y me he ido. He cumplido el sueño de llegar a Machu Picchu, a trabajar a Perú acompañada de mi mochila. 

¿Qué tareas hacías?

Soy organizadora de eventos, directora de Protocolo y Ceremonial. Se estaba organizando el Encuentro de Tejedores de las Américas, trabajaba en la casa de la Puna, apliqué y tuve la oportunidad de viajar.

El evento era en Lima y se pasó a Cusco. Cada vez estaba más cerca de mi sueño, el Machu Picchu, crecí pensando en los Incas. 

Cuando albergas un sueño y trabajas mucho, mucho, este llega. Y llegué a la ciudad Inca y puede subir y bajar mil veces.

Cuzco - Perú   trabajo y carreras


¿Llama la atención ver mujeres viajando solas?

Si, me pasó en un aeropuerto de ir a buscar una valija.

_Llame a su esposo. Me interpeló un empleado. No, yo no tengo esposo, yo no necesito que nadie venga. Yo reclamo por las cosas mías.

O cuando te preguntan _¿viaja sola?, _sí -respondo, _deme ticket para uno.

Es necesaria esa construcción de saberte completa sola. Es lo que les planteo a las chicas de rugby o a mis alumnas.

El mito de la media naranja no existe. Yo soy una fruta sola, no se si una naranja, sí un limón seco y ácido.

Qué me encontré una naranja dulce para hacer jugo es otra cosa, que nos complementamos y en realidad no creo que nos complementemos. Nos acompañamos cada cual.

Nadie completa esa necesidad de que otro te complete. Soy completa en mí mismo con mi soledad, sabiendo cuales son mis debilidades, mis limitaciones y con inteligencia fortaleciéndola desde mis habilidades.

Si mi marido o mis amigas no pueden salir a correr yo salgo sola y no necesito auriculares. ¿Para que? para hacer ruido. Aprendí que el ruido te tapa otras cosas. 


Entrenás en soledad, sin música, a vivir la naturaleza con sus propios sonidos, ¿para qué llevar auriculares?

Me pasa mucho cuando entreno fuerza. He tenido las grandes epifanías de mi vida, las grandes soluciones a mis problemas en esos lugares en lo contemplativo. Levantarte a la mañana, salir a correr y sentir el ruido de los pajaritos, el fresco de la mañana o de la noche. Agradezco mucho a Catamarca el que me haya regalado tan hermosas montañas para poder entrenar y estar en contacto con ellas, por ahí el ruido de las ciudades te la tapa o corta la conexión. 

Creo en esta conexión con uno mismo. Si vos no estás conectado, seas hombre o mujer, no vas a tener buena conexión con los demás. Creo fundamentalmente, en mi caso porque soy una persona que maneja muchos niveles de energía, entrenar en contacto conmigo misma, sentir la respiración, sentir el ruido de la pisada, sentir el fresco, todo eso hace a una buena conexión.

Subcampeones de Trail Catamarca por equipos

Letu y Tani, su hijo, en Anquincila





¿Cómo canalizás toda esta energía cuando tenés un mal día, cuando las cosas no salen bien?

Depende de las diferentes etapas que vas pasando en la vida. Soy una persona muy impulsiva, cada tanto se me sale la cadena también como al resto.

He pasado varias etapas. Antes entrenaba mucho fuerza, choque físico y después aprendí técnicas. Hice mucha inteligencia emocional, antes que llegara a Argentina. Trabajé mucho en liderazgo deportivo. Para mí es muy importante el entrenamiento de la mente, casi igual que el cuerpo, por ahí veo atletas que entrenan su parte física y a la hora de competir no obtienen el resultado que esperan porque no tienen entrenada la cabeza para el manejo del estrés. 

Liderazgo deportivo en patín artístico  de competición

Liderazgo deportivo para Olimpia Voley


Me tocó divorciarme en una ciudad en la que no conocía a nadie. La gente que conocía pensaba que me iba a quedar pobre en el olvido. Tuve que reconstruirme de nuevo con mi hijo porque me quedé sin amigos. Empecé a construir mi propia familia, mi propio grupo de amigos. Empecé a construirme yo misma.

Me dijo uno de mis amigos más queridos, Héctor Suárez, nunca te quedes en el lugar de víctima porque el lugar de víctima es el más calentito y el más acogedor. De ahí no se puede salir nunca más.

Empecé terapia y a investigar por qué me había separado. No regalar las culpas ajenas, sino buscar las propias, trabajar en una construcción interna por ser una mujer impulsiva que nada la detiene. Fui criada para que nada me detenga.

Mi papá me crió en un mundo de hombres, iba a estudiar ingeniería aeronáutica para que nadie me detuviera y me digan no. Y se lo agradezco un montón.

Hoy estamos nosotras criando a mujeres para que nadie les diga que no. Obviamente me di cabezazos en la pared mil veces. El No era una respuesta que yo no aceptaba, capaz que fui anacrónica, pero… ¿qué hago con esto? ¿Qué espacio puedo abrir? ¿Qué otras cosas puedo construir? Y aprendí a trabajar la mente. 

Es fundamental para mí, levantarme y meditar cinco minutos en el patio de mi casa.

Elegimos vivir en Sumalao a media cuadra del estanque del INTA, el ambiente nos regala loros, cotorras, pájaros. Cuando nos mudamos había iguanas grandes. Tengo dos perros, tres gatos. Es encontrar mi eje antes que el mundo me atraviese. Aún así tengo mis momentos de furia.

Aprendí a refugiarme, siendo docente no se te puede salir la cadena delante de todo el mundo, tengo mi playlist de música. Tengo clases en el centro, así que no hay donde huir, algunos aromas para relajarme, pero cuando me excede mucho, por ejemplo, cuando se murió mi papá en la cuarentena y no podíamos viajar y fue todo tremendamente trágico, salí a correr por la Circunvalación y lloraba, así como Forrest Gump corriendo, iba llorando a los gritos, corriendo y mi marido atrás en la moto viendo que yo estuviera bien. 

Creo que mientras más deporte haces, más entrás en contacto con tu fibra interior y entonces ya sabes qué es lo que te calma. Por eso el deporte es muy importante. No es solamente la parte competitiva con el resto, es estar en tu eje interior, en un autoaprendizaje, es tu autoconexión. No todos practicamos la autoconexión.

Las Incas Rugby club - Tinogasta Catamarca

1er festival boxístico en el Penal de Miraflores - Anfitriona y presentadora

Cuerpo técnico fútbol fenenino de club Villa Cubas


¿Cómo llegas a la docencia? 

Llego a la docencia a través de la Formación Profesional para Adultos. No estudié para ser docente, estaba dedicada de organización de eventos trabajando para empresas multinacionales, y no había quien dictara la materia Organización de Eventos. 

Viniendo del empresariado, encontré un par de fallas en la materia, me involucré tanto en la docencia que ahora estoy entrando al 4º año del Profesorado en Educación Superior en Ciencias de la Educación. Si Dios quiere el año próximo me recibo. No sé si voy a andar en una camioneta alrededor de la plaza revoleando cosas, pero creo que en una silla de ruedas empujada por mis amigos voy a celebrar que me recibí.

Así llego a la educación secundaria de adultos. Esto se desempeña en las EDJA (Escuelas de Jóvenes y Adultos) en las que se enseña parte de la currícula de las materias formales y se enseña peluquería, gestión de eventos, electricidad y otros oficios para dar una formación profesional.

El adulto que regresa al sistema educativo lo hace pateado por la vida, cuando la vida le cerró un montón de puertas. Ahí es cuando recordás a tu papá deciéndote: estudiá, recibite porque ese título te habilita a ir un poco más allá. O aquella que dice: una lapicera es más liviana que una pala.

Tengo alumnos que van desde los 18 años hasta 65 años. Yo no hablo ya de una docencia tradicional donde el profe enseña y el alumno recibe la información de una manera pasiva, sino de una total retroalimentación, porque ellos también traen mucho para enseñarnos y conocen un mundo que quizá ni vos ni yo conocemos.





Ponencia - Encuentro de Filosofía/ 2024

Te traen sus historias de vida, impresionantes a veces porque no las vemos. Tratamos de comprender, están aquí porque no terminaron la escuela en su momento. Tienen sus cosas por dentro, te enseñan de otra manera, con sus sentimientos negativos o positivos, y cómo lo sobrellevan. Y si están aquí es porque quieren seguir creciendo y seguir avanzando.

Es lo que te digo. Que vienen pateados por la vida. Es literal. Tenía alumnos que otras colegas los retaban porque venían con olor feo.

Yo le pregunto de una manera muy sutil _¿Por qué venís con este olor? 

Él trabajaba en la planta de procesar la basura, entonces no sentía el olor, lo tenía incorporado y de ahí miles de vivencias. Crezco más con ellos de lo que yo les puedo aportar.

Mi hijo me odia porque voy a su placard y regalo toda su ropa. Mi alumno venía más temprano y se lavaba en el baño de la escuela y se cambiaba, se ponía la “veintiúnica” chompa que tenía, la que le había regalado.


Cuando hablás de las facetas de la docencia, creo que no es solamente transmitir conocimiento...

Eso era muy de la escuela primigenia con Comenio en el 1600 (Jan Amos Komenský o Comenio). Hoy creo que el rol es otro. 

Tengo tres premisas: que mis alumnos sepan que el mundo es un lugar maravilloso. Que ellos son parte de ese mundo maravilloso y que pueden dominar a ese mundo maravilloso. Dominar en el sentido, no de ser reyes, sino de poder vivir en ese mundo y ser partícipes.

Gracias a todos mis amigos, siempre les estoy pidiendo favores, he podido armar una merienda con mis alumnos adentro de un bar. Ellos nunca habían visto la plaza principal desde adentro de un bar. O no habían conocido el Museo de la Virgen desde adentro porque no se creían con la capacidad de poder entrar y que no los corran.

Así empezamos a pulir detalles: capaz que sea la ropa o el peinado, la cantidad de piercing que tenés en la cara. Conservando su identidad particular, tratando de que sean ciudadanos de este mundo. Y la tercera premisa es que ellos pueden llegar a donde quieran, porque yo creo en ellos.

Los llevo a la Expo Carrera, y luego me consultan para llenar el formulario porque se quieren anotar.

Tengo la suerte que me sigan aceptando como parte de su vida, cuando empiezan la facultad, o van a un IES.

Este año se recibe, como maestra especial, una de las primeras chicas que tuve cuando entré a la docencia. Uno trasciende y vas dejando un poquito de vos en esa alma.

Hay otros que no se reciben y algunos tienen taller de motos o son mecánicos.


La imagen social

Era una docente atípica, todavía estaba en MMA y hacía CrossFit. Para competir me rapaba y me hacía la cabeza rosa chicle y así iba a la escuela. Los docentes me miraban raro, algunos se iban a tomar mate a otro lado.

Gracias a Dios puede viajar un poquitito más allá y te das cuenta que abogados o médicos pueden estar tatuados o con piercing, y eso no te menoscaba en tu rol y en tu profesionalidad, por aquí todavía seguimos pensando que el traje y el maletín es lo que te habilita la parte formal. Como que te marca tu imagen corpórea por encima de tu personalidad.

Me pasó al dar una ponencia en la facultad el año pasado, alguien decía _profe puedo ir de cresta? _sí vamos todos de cresta.  Me rapé y fuimos todos de cresta.

Hay que abandonar ese estereotipo de que la parte académica tiene que ver con tu parte formal.

Yo voy de traje y respeto, pero voy con mi cresta porque es el único bastión que todavía me da felicidad. Y ver a mis alumnos con la cabeza pintada expresando su libertad, eligiendo. Es mi gran regalo poder impactar en sus vidas. Tal vez impactar suene muy ambicioso. 




Dejás huella, marcas, dejás camino…

Aprendo mucho de mis colegas y de dos directoras, la del Colegio Nacional y la del EDJA 50 en las que nos plantean no solamente el rol docente, sino también el perfil humano.

En EDJA 50, frente del Hospital de Niños -de día funciona la escuela Malvinas Argentinas- atentos a la situación económica se modificó la carga horaria para que a las 21 horas haya una comida para los chicos. No solamente impartimos clases, sino que cocinamos con nuestros alumnos. Desde la currícula de Eventos y la de Gastronomía, los chicos cocinan y después come toda la escuela a las 21.

Hay días que tenemos para guiso, o mate cocido, hay días que tenemos para ensalada de frutas,  siempre algo se comparte. La mayor riqueza es poder sentarte con tu alumno en el patio y que te cuenten de su vida o si tiene un problema, y crear ese espacio que a lo mejor en la casa no lo tienen.

Chocolate del 5 de Julio, cumpleaños del Colegio Nacional Fidel Mardoqueo Castro

Creo que voy por la 5º tanda de bebés que tengo en brazos. Fui docente de  una mamá, de su hija y cuatro de sus nietos. El año pasado tuve al 5º, con 18 años, y el esposo de su hija también fue mi alumno. Son historias familiares de llevar el bebé en brazos, de que te invitan al bautismo al cumple de 15 de sus hijos y de una u otra manera te consideran parte de la familia.

Estamos rompiendo el estereotipo de que nosotros vamos a impartir conocimientos y disciplina, estamos compartiendo la vida.


¿Considerás correctas las marchas con los docentes o vos creés que ese espacio hay que pelearlo con otro tipo de herramientas, sos una persona muy activa y antes de estar pidiendo el peso, vas y te lo ganás?

Creo que son muy pocas las veces que falté a trabajar, solamente pido los permisos para poder rendir mis exámenes en la facultad. Soy nieta de un gremialista. Mi abuelo fue el fundador de Atilra, el sindicato de los lecheros en Córdoba.

Hay dos cosas. Yo cumplo mi rol al 100% y soy muy profesional al 100%. Ahora, si tengo que marchar para defender la labor docente, lo voy a hacer y lo hice muchas veces en la pandemia.

Porque la imagen del docente cómodo que tiene dos meses de vacaciones, que se instala desde algunos lugares de poder, es muy injusta, porque nadie cuenta que tenemos que hacer capacitaciones, nos presentamos por nuestra cuenta, con la propia ropa, el propio auto, la computadora, y el propio proyector para dar clases.

Marcho para que no se menoscabe la imagen del docente. No es que cualquiera pueda dar clase, nos tenemos que formar para dar clases. Y solo dar clases, es una contención humana y es dedicarle tu vida.

En enero te llama un alumno y te dice: profe tal cosa y vos tenés que mandarle el apunte. Me tocó en cuarentena, profe se murió mi mamá. Me llamó a mí. Le pedí a mi marido que por favor me traiga en el motocross. Veníamos por arriba de esos montículos de tierra que separaban Valle Viejo de la Capital para estar con él en el sanatorio.

Él me llamó a mí antes que a nadie más en el mundo. Entonces sí defiendo el rol docente y si tengo que marchar por eso, marcho. Pero también doy lo mejor de mí cada uno de los días de clases. Yo subo las escaleras del colegio y las subo a los saltitos porque sé que tengo que ir con la mejor alegría del mundo todos los días. 


¿Qué cosas te quedan por hacer?

Primero, la mayor sorpresa de mi vida, fue con terapia, que había decidido seguir mi vida sola y conectarme conmigo misma y en esa conexión conocí a alguien y me casé en plena cuarentena. Por segunda vez me casé y esta vez me casé quizás no presionada como antes. Me casé por elección con un compañero, elegimos compartir la vida con todo lo que se vino. Es un gran regalo.

A mis 47 años, haberme casado significó volver a refundar mis bases de la vida. Pensaba que sola iba a seguir adelante y que podía con todo. Encontré hombre muy evolucionado que también cree que somos dos frutas y él se ríe porque dice que yo soy un cactus y él es una uva. Fue un aprendizaje muy valioso.


Boda con Ger - 30 de Junio de 2021


Junto a Ger "mi lugar en el mundo"

¿Qué me queda? Empecé la facultad a mis 48 años. Me recibiré a los 51 o 52 porque la carrera es de cinco años. La disfruto mucho. Siento como una segunda adolescencia porque se amplió la calidad de vida, estoy disfrutando más de un montón de cosas a las que antes las llevaba como una mochila muy pesada.

A la facultad voy feliz. Tengo que rendir un final y voy feliz a rendir un final.

La música, otra pasión, presentadora de un Festival Municipal de Rock - Urbano Girardi


¿Y cómo es eso de tener compañeros más jóvenes, que te pueden confundir con una profe?

Tengo compañeras de 18, de 30, tengo profes de la edad de mi hijo. En el curso los profes me dicen Letu fijate que tus compañeras rindan. Soy la que resume, la que manda, quizá porque tengo más tiempo o tengo más organizada la vida. Tener una vida deportiva por muchos años, te lleva a organizarte. 

Si tengo que sacar una hora del sueño para estudiar, se la saco. Cosa que los jóvenes ven la vida de otra manera. 

Se estudia de otra manera y con otra visión. Y si el alumno está conversando en clase, no te enganchas, ya pasaste esa.

Mis compañeros… _no voy a rendir en esta fecha la materia _¿por qué no? Les respondo. _Hay que rendirla hora, porque es tiempo, es plata. Así que estudien, vamos.

Yo les resumo, les doy la clase.

Por ahí tengo que retrotraerme a la maternidad de mis compañeras de 18. Mi hijo tiene 28, así que imaginate entenderlas, ser empática cuando somos completamente diferentes a nivel generacional. La rigurosidad no es parte de las nuevas generaciones y nosotros estamos acostumbrados al sacrificio, la disciplina, a no dormir. Y claro, yo llego al examen puntual. Si tengo que sacar un examen sin dormir durante tres días para preparar una materia, lo hago. Hay materias como la filosofía y epistemología. A mí me cuesta filosofar, vengo de la ingeniería, entonces mi profe de epistemología ya me dijo: vos sos cartesiana, listo, vamos por ahí. 

Los profes son muy jóvenes, es un desafío más para ellos que para mí.

Estudio en el IES Cubas y el IES me ha abrazado, soy una alumna que también ejerce la docencia. Y a su vez estoy ejerciendo un rol en la Comisión Homologadora de Títulos en el Ministerio de Educación. Siendo alumna me han permitido en algunas jornadas una ponencia universitaria. 

Imaginate, venía que no me entra la camisa, toda apretada y estar en la UNCA con mi cresta y dar una ponencia académica citando autores…

Compañeras de cursada Lihue y Angeles


Te escucho y trato de imaginar la cara de los docentes, analizando tu cresta, ese símbolo de independencia...

No creo en habitar espacios perpetuos. De mañana entreno, me encanta andar en patas o correr. Vivo bronceada, me la paso corriendo en las montañas. Muchos profes académicos están pálidos de tanto estudiar. A la noche soy académica también. La UNCA va a sacar una investigación mía.

No estamos condenados a ser perpetuamente académicos en un rol u otro. Podemos habitar diferentes espacios y eso es importante. Es lo que enriquece. 


Como te sentís con ser varias personas a la vez; la deportista, la profesora, la alumna.

Son roles muy valiosos y permiten esta palabra de moda que es la empatía, pero ejercida de una manera tan leonina, te miro pero desde mi propio espacio. Y no es así. La empatía es caminar con los zapatos del otro. Cumplir estos roles me permite, porque soy alumna, ser empática con un alumno que no estudió o que no entendió.

¿Qué otras formas de aprendizaje además del apunte?. Veamos un video, una dramatización, una película. Ahora tenemos aulas heterogéneas en las que a lo mejor la oralidad ya no es necesaria. 

Tengo alumnos muy creativos, el año pasado hicieron videos y estuvo genial, para hacer un video necesitas un trabajo de producción mucho más comprensible que solamente repetir de memoria. El habitar estos diferentes roles de ser deportista, de la disciplina, del esfuerzo, el ser alumno, el ser docente, el ser mamá, el ser esposa, el ser amiga te permite poder leer en la mirada del otro y saber en qué rol ubicarte para poder llegar a su alma. 

En este momento todas las personas están hiperconectadas con el de lejos, pero no miramos a los ojos al que tenemos en frente. Hay gente que la está pasando muy mal y se siente muy sola. Y tenemos los graves dolores que nuestros alumnos quieren quitarse la vida y la estamos lidiando todo el tiempo. Favorece, para mal, eso de aislarse. 


Las empresas de tecnología digital nos favorecen con herramientas de conexión, económicamente les va muy bien, pero convierten a casa individuo en una pequeña isla…

El tema es el celular, me sirve para estar conectada con mi mamá que vive en Córdoba, tenemos videollamadas con mi hermana, o con mi hijo cuando estuvo en Alemania o en Francia. 

Estamos en un aula y en vez de mirarnos a la cara, estamos mirando la pantalla y nos hemos perdido la gran oportunidad de poder ver la alegría o la tristeza en los ojos de quienes tenemos cerca. 

A mis alumnos los miro a los ojos y se sienten incómodos. Bajan la mirada, viendo a los ojos a alguien sabes qué pasa dentro de él. Lo veo bien. Lo veo mal. Nuestros alumnos, nuestros hijos, nuestros padres, todos están muy metidos en el teléfono.

Puedo ver gente que googlea ¿qué es el trastorno bipolar? o ¿qué hago si me siento deprimido o me siento triste?, o conversar con el ChatGPT.

Amigas que dicen, si vos conversas con el ChatGPT es como tu psicólogo. Pero qué mejor psicólogo que tomar un mate y decir me siento mal, me siento triste. Cuando le planteé a mis amigos _Me siento triste porque extraño mi papá. No sabían qué hacer y está bien, no necesito que hagan nada, necesito que me quieran. Uno ya verá como lo supera. 

Hablar de mi papá, de la persona que extrañás, hablar de lo que te pasa, de la tristeza, de la angustia, de la euforia, del cambio de humor. Hemos perdido lo que nos regala el mate o lo que nos regalan los amigos. La cuestión es poner en palabras un montón de cosas.


Desde el punto de vista del docente en el aula, el alumno hoy está invadido por la tecnología, ¿los chicos tienen menos diálogo?

Sí, sobre todo para expresar emociones y para charlar. No es solamente el alumno.

_Profe, puedo hablar con usted? 

_¿Y usted no tiene mamá? Le pregunto.

_Sí, pero mi mamá está con el Instagram todo el día. O con Facebook. 

En el aula dejé entrar el mate y en los recreos me quedo en el patio y tomo un mate de cada uno de los mates que están circulando. Me siento en el piso, los escucho, de igual a igual, al mirarlos me entero de un montón de cosas que no sabía que estaban pasando. De sus tristezas, sus angustias, de su felicidad, de los miedos que tienen. Tienen mucho miedo, tienen miedo a no ser nadie, a pasar desapercibidos. Tienen miedo a morirse. Que nadie se entere.

El miedo a la muerte en ellos es muy, muy latente, porque todos los sábados está muriendo algún amigo. 

Sorprende, que a una edad tan temprana estén pensando en la muerte…

Si, nos golpea mucho en las escuelas cuando se quita la vida un alumno. En ese momento sensibiliza tanto que tenemos que dictar charlas para que no replique. El problema más grave de nuestros alumnos es que fueron olvidados. Sus padres se olvidaron de sus hijos, ya te compré la moto, te compré el auto, esto, y lo otro. Los chicos tienen un montón de preocupaciones que, quizás antes, se solucionaban tomando la leche con su papá a la tarde, preguntando ¿Cómo te fue en la escuela? ¿Qué querés ser cuando seas grande? ¿qué vas a estudiar?. 

En el colegio apuntamos mucho a la conversación. Obviamente el contenido tiene que estar presente, desde la transversalidad, desde el apoyo. Cuando tiene dos días faltando lo podemos llamar y hablamos a ver si está bien, si está enfermo.

Al alumno que trabaja no sacarlo del sistema. Abrimos un classroom para que acceda a la tarea. O para el que se quebró y está en la casa. El que cuida a su papá enfermo y no se corte el vínculo con el único lugar en el tienen realmente protagonismo, la escuela.

Muchos van a la escuela solamente para sentirse queridos. La tecnología no solamente absorbe nuestros alumnos, sino que dividió familias. Cada cual está metido en su TikTok. Ese es el problema. Creo que el TikTok y el Instagram dividieron familias. 

Diploma de Honor del Senado de la Nación. Día internacional de la Mujer. 2020




jueves, 6 de marzo de 2025

Ihana Yanina Diez Gomez

Las pobres luces se esfuerzan en iluminar el campo de batalla, rodeado de gruesas cuerdas para contener a los combatientes. Suena la campana, dos almas se miran entre si y esgrimen tímidos los primeros lances, ninguno da en el cuerpo del otro.
En la oscuridad, fuera del cuadrilátero, el público bailotea al compás de los contrincantes haciendo suya la pelea. Brazos al aire y algunos gritos de aliento.
Irrumpe el árbitro a separar esos cuerpos transpirados, nerviosos, eléctricos. Los mira fijos, los estudia, los interpreta y da señal de continuar la pelea.
Un árbitro particular es ella, mujer rubia de pelo atado y largo, ganó su pelea a los estándares masculinos para ese puesto sobre el ring.
Las mujeres, cada día ganan y/o recuperan espacios en todos los ámbitos posibles. Empujan por igualdad de oportunidades laborales, intelectuales, deportivas, de investigación, y el largo listado de luchas futuras.
En una sociedad diseñada y dirigida por hombres, la figura de la mujer en roles no convencionales destaca primero por el atrevimiento, luego por su desempeño y, si sobrevive a las más duras batallas podrá sentarse a la mesa de sus pares.
Que el camino a la cima es desparejo y desigual, es una verdad absoluta. Muchas mujeres se agrupan para pedir iguales derechos con los hombres, otras, las menos, se arremangan y comienzan a escalar con la mirada puesta en la cima.
El 6 de marzo de 2019, no fue un día más en el calendario. Una catamarqueña adoptiva, de sangre chilena y argentina, alcanzaba su sueño...

Arbitro de boxeo

La dueña del ring


Tarde ardida de verano, el sol juega a cocinar almas que impunemente practican natación y otras que pasean en botes en las aguas de dique El Jumeal.
Ihana ha terminado la práctica deportiva y saluda a su pequeño universo de amigos.
El lugar elegido para la entrevista es un gran árbol y este nos regala su sombra. A la vez será testigo de la charla.

_Todo tiene un principio, contame dónde comienza tu historia:

_Mi papá es catamarqueño, nacido en Londres, Belén. Él tenía 17 años cuando lo mandan a la Escuela Naval, antes se acostumbraba eso en las familias numerosas. Mandar a los hijos para que puedan forjar su futuro. Otro destino posible era la Policía. Él tenía una gran vocación de servicio, por su indisciplina era bastante peleador, lo ponen en la escuelita de boxeo de la Naval como pupilo para disciplinarlo. Es ahí donde comienza a correr en nuestra sangre, ese salvajismo que todo el mundo decía.
Dentro de la no obediencia lo quisieron culturizar haciéndolo que practique boxeo. Años después decide trasladarse a la Federal. Sigue practicando boxeo, siempre en modo interno, participando de las olimpíadas entre la Naval y la Federal. Era muy bueno, de una altura terrible.
Peleaba en la categoría de hasta 82 kilos. Me contaba que lo hacían subir de peso, hasta 96 kilos para conseguirle otros rivales.
Cuando lo trasladan al sur, es donde conoce mi mamá, mujer de sangre chilena. Una blanca hermosa, cabello negro, unas canicas negras como las que yo soy portadora. Mi papá Mario, ojos verdes, color que heredó mi hermanito. Una mezcla divina entre nosotros.
_Mi papá la trajo de luna de miel a mi mamá Isidora a Catamarca, durante la primera fiesta del poncho en el año 1967. Fue como una premonición, como si le hubiera dicho: “vas conociendo donde te voy a traer a vivir”. Al tiempo a papá lo trasladan al norte. Ellos ya habían echado raíces en el sur, mi hermanito y yo somos nacidos y criados en Comodoro Rivadavia, Chubut. (Mientras habla de su pasado y evoca a sus padres, esas canicas negras van poniéndose brillantes por una lágrima que pretende asomarse a la entrevista)
_Mi madre falleció hace cinco años. Mi hija, en la actualidad está casada y tengo dos nietos bellísimos. Mi nieto vive con los guantes de boxeo colgados al cuello, tengo una bolsa de boxeo en mi casa.

_¿Estás orientando a tu nieto en el boxeo?

_Él tiene seis años, mi nieta tiene tres. Sé que no, quizás como algo de distracción. Puede ser, pero no es algo que vaya a recibir el apoyo por parte de los padres. (Suelta una risa para todo el vecindario).

_Cuando eras chica y estabas en la escuela, ¿te afloraba esa sangre de pelear?

_Iba con mi papá a ver boxeo en Valle Viejo y él me contaba sus anécdotas, desde muy chiquita era una apasionada del boxeo. Siempre nos mandó a practicar artes marciales. En el Regimiento había una sede donde te enseñaban, el profe nos transmitía disciplina. Era como que ya teníamos marcado lo que mi papá quería para nosotros.
_Y sí, tenía un gran deseo, digamos, de aprender más.

_Fuiste mamá muy temprano, ¿en esa época ya estabas entrenando?

_Si fui mamá a los 17 y ya estaba entrenando. Era muy chiquita y ya me llevaba puesto el mundo por delante, como verás. Toda la vida hicimos deporte, natación, básquet, artes marciales. Pero nunca dejamos de poner el lomo en la casa.
_Mi hija era chiquita cuando comencé a entrenar con Roberto Mema, en ese momento tenía el gimnasio en el Círculo Policial. Mi hija me acompañaba y estaba al lado del ring y me tocaba compartir con los Soto. Verlos de cerca junto a Arréguez, se te ponía la piel de gallina. Era pura emoción, un poco como tener a tus héroes ahí adelante. Era como que los dibujitos animados que los pibes ven hoy, bueno, yo los tenía en el ring. En esa época era a ver a la Tigresa (Marcela Acuña), número uno en licencia argentina federada, la número dos la Locomotora (Alejandra Oliveras). Y por ahí capaz que hubiera sido yo la número tres. (La risa se despliega amplia y generosa y se percibe un deseo inacabado)

La tigresa Acuña
La "Tigresa" Acuña, una heroína de Ihana.

"Capricho" Romero, campeona del mundo.

_Mena te veía otras condiciones. No necesariamente para el boxeo.

_Él me veía como la administrativa (la carcajada resuena entre los paseantes cercanos). Como boxeadora en algo estaba fallando. Pero sí, siempre tenía el rango jerárquico, era mandona y me salía el carácter, “así no me vas a pegar, pegame así”, “Si ponés la guardia, ponela bien”. Eso me marcaba Mena y uno no lo tomaba desde ese ángulo. Tengo una buena base de su escuela. Mema te ponía un guante bajo la axila y vos tenías que tener tu mejor guardia y tu correctivo era una varilla de escoba, y estaba todo bien.

_Te estaba formando.

_Exactamente. No lo veías ni como violencia de género, ni nada de eso. Yo era feliz porque me estaba corrigiendo, no salía morada ni nada. Lo contaba como anécdota y muchas personas reaccionaba mal. Por eso lo quiero aclarar. Aprendí muchísimo. Me re-sirve. Sé qué está bien, y qué no está bien.

_Y un buen día se te dio por ampliar el horizonte.

_Hace más de 20 años estoy en el mundo del boxeo y van a ser cinco que soy árbitro nacional. No es que un día me aburrí de estar planchando en mi casa, como me supieron decir en alguna oportunidad y quise ir a ver qué onda esto de ser de árbitro.
_No, fui, estudié, estuve en la federación de boxeo, me pagué todo. No me ayudó nadie. Y no me salió nada gratis. Volví con un hermoso ocho, una nota altísima. Estoy muy orgullosa de mí.

Ternada en 2019, en la cena del Deporte


_En tu círculo cercano todos te apoyaban. ¿Los amigos del barrio y tus compañeros de trabajo que te decían?

_No, nadie sabía absolutamente nada. Imaginate que cuando explotó esto de ser árbitro nacional, nadie entendía nada, porque no lo compartía.

_¿Lo ocultabas por temor o por una cuestión de orgullo?.

_Si vos haces un poquito de memoria, hace diez años atrás la mujer no podía tener la libertad de hacer uso de espacios o hacer tal cosa. Cuando quise comenzar a averiguar cómo y dónde para acercarme a una federación, a una comisión municipal, o lo que fuera, la respuesta que recibí era: está aburrida o no tiene otra cosa que hacer. Sí se coser, se tejer, se lavar, abrir la puerta para ir a jugar. Ahora quiero hacer esto, pero porque yo lo sentía.
_En su momento Mema me dijo: vos estás para instructora, para referí. Él vio la proyección en mí. Yo no lo contaba y no lo hablaba porque soy muy reservada en muchas cuestiones de mi vida personal, de mi lucha y de lo que quería lograr. Porque sabía que lo iba a realizar en algún momento.
Pasaron 13 años de la muerte de Roberto Mema y cinco años que soy árbitro nacional.

Federación de Boxeo

Analía Maradona, mentora de Ihana.


_¿Llegaste a hacer alguna pelea además del entrenamiento?.

_Tengo un muy buen entrenamiento. He llegado a estar con los Soto de manera muy cercana. Y compartir con ellos el ring del gimnasio sí, pero competir no. Hoy en día, en las veladas, en los eventos con los Soto, nos encontramos nos abrazamos, nos reímos. Arévalo me dice: yo te conozco a vos, pero no sé de dónde…

_¿No te subirías al ring para sacarte el gustito?

_No, no tengo que sacarme ningún gusto, ya no. Me siento totalmente realizada. Estoy donde quiero estar.
Ahora en marzo voy a volver. Con el presidente de la Federación hablamos, antes de cerrar el año, haciendo un balance de lo que fue todo. Estamos de regreso.

_¿Qué pasa por tu cabeza cuando estás en medio de un combate entre dos boxeadores y hay un desequilibrio físico donde uno está dando una paliza al otro?

_Es donde vos tenés que cuidar el boxeador, con la ayuda del médico. Cuando ves un corte, o cuando lo ves con la mirada perdida, o le notas la respiración, uno puede ser muchas veces objetivo y no parar la pelea porque les quedan segundos. ¿Entonces, qué es lo que te queda por hacer? los empujas para atrás. _Respirá, respirá y lo haces volver un poco.
_No importa qué tan profesional sea el boxeador, no importa qué tan nuevo o esté debutando, no importa el cansancio. Porque subís con la adrenalina, subís con sueño, subís con hambre de gloria, subís con todas las tensiones, subís con tu mamá que te está gritando, subís con tus vecinos que están gritando, subís con el otro que te dice: eh, vos no sabes nada, que hacé ahí, te van a pegar una cag…

Pablo Corzo en sus inicios

_¿Y cuántas veces te han te han dicho cosas en el ring?

_Las primeras veces, hasta las mamás de los boxeadores me mandaban a lavar los platos. Sí, hasta que me gané el respeto. Porque el respeto se gana y mucho más en este ámbito. Hoy en día, cuando viajo al interior, a cualquier tipo de evento de boxeo, hasta pan casero me regalan.

_¿Qué preferís, boxeo entre varones o entre mujeres?

_No tengo distinción en absolutamente nada. Tengo más peleas de varones que de mujeres. Tengo peleas de varones de hasta 109 y 110 kilos.

_¿Cómo hacés para separarlos?

_La fuerza es mi core, es mi disciplina, es mi voz de mando. Es dejarles bien en claro que yo soy la que manda y no lo tengo que repetir. Cuando digo stop, se paran. Cuando les digo break, es paso atrás. Cuando voy a separar un clinch, vos te separás (me toma de brazo y se siente la fuerza, acompañada de vos y una mirada firme)
_El respeto se gana, no importa ni el tamaño ni el peso de la persona, porque vos primero tenés que dominar con la voz. La voz de mando.
_Si tengo que intervenir y tocarlo al boxeador es porque no me está escuchando. ¿Entonces, qué hago? Le traigo su mirada, escuche, y le haces la seña y le haces ver.
_Tenés la facultad de descalificar al boxeador. En la primera sí, en la segunda no, en la tercera sí. No pará loco, todo bien, pero esto no es salita de cuatro.
_Por ahí te dicen: dejalos pelear. Sí, los voy a dejar pelear, pero con obediencia. O al técnico, que se pone a golpear el ring. No loco, son los segundos de descanso. Tuviste un mes para entrenarlo. Ahora le querés venir a dar indicaciones.

La árbitro y los boxeadores en el ring
"Siempre se debe cuidar al boxeador"


_Además tenés que arbitrar los que están a la vuelta del ring y al equipo del boxeador.

_O pedirle al fiscal que controle el rincón. Porque el técnico piensa, que sos mujer y puede asustarte, y te está golpeando en la lona.
_Tenés de todo. Es un paquete completo, capaz el pupilo está con todos los miedos, los nervios, porque está debutando, pero le toca un técnico que antes de presentarlo al pibe, no lo entrenó bien y justo cuando está arriba del ring se da cuenta que era lo que tenía que decirle.
_Mema sabía decir: yo voy a ver. Vos te pensás que el tipo iba a estar gritando. No, para nada. Y los Soto, tienen la misma estructura. ¿Vos te pensás que ellos se van a parar en algún rincón a gritarle a su pupilo? No pasa, son distintas escuelas.

_El boxeo es un deporte peligroso, y suele haber daños graves. ¿Lo considerás un deporte de riesgo?

_El riesgo está en todos los deportes, hasta para andar en skate. Si no te pusiste las rodilleras da justo la casualidad de que compraste terreno y esa rodilla que no tenía la rodillera te la fracturaste. Todos los deportes son de riesgo, según cómo cada uno lo quiera ver. El boxeo profesional es totalmente diferente al amateur.
_En el profesional hay un margen en donde le tenés que permitir al boxeador llegar con cierto empuje, con cierto impacto. Tiene otro tipo de llegada en el golpe. Ya sabés que habrá cortes, porque no tienen un cabezal. Uno también tiene que estar atento y la obediencia tiene que seguir.
_No es lo mismo dirigir una pelea profesional que una pelea amateur. Al amateur lo tenés que cuidar porque por más cabezal que tenga, no puede haber sangre, no puede haber un corte. ¿Cómo le puede haber reventado la nariz, si son amateurs?.

_¿Te ha tocado alguna pelea con sangre?

_Sí, pasa. Porque ya vino con un vasito roto del entrenamiento, el médico revisa, el vasito estaba. Son cositas, un golpecito y le reventó la nariz. No quiere decir que vos permitiste que le revienten la nariz al chico. Y la gente por ahí dice: ¡árbitro, cómo no lo vas a ver!. Haces oídos sordos, llamás al médico. Y dice si puede seguir o no. Te dice no, listo vos parás la pelea. Primero está la salud. El árbitro está para cuidar a los boxeadores. No es para ganar fama. Es para cuidar a los boxeadores y para darles a ellos un mejor futuro. No pasa por si el boxeador tiene una libreta llena de peleas ganadas o perdidas, eso no le sirven a él.

_¿Puede venir invicto con 20 peleas y le vas a hacer perder porque esta sangrando?

_Tiene 20 peleas invicto, pero tiene un derrame cerebral. En la última pelea le reventaron el mate. ¿Qué haces entonces? Más allá que se le piden los exámenes por año o cada seis meses, tiene que estar todo perfecto y hay un médico que pone el gancho. Y a mí me dicen el chico está en condiciones. Pero de repente tuvo un bombazo en una pelea y sale con que se me desmayó. ¿Qué hacemos?

_A veces, uno se pone a pensar, te toca un doble nockout, los dos tiraron golpes y los dos se noquearon. Los dos cayeron, ¿a cuál voy primero?. Y tenés en cuestión de segundos que mirar la mesa del fiscal y que te diga cuál fue el primero. Son montón de cosas. Soy el árbitro.

_No solo hay adrenalina en los boxeadores, sino también en el árbitro.

_Totalmente, tenés que estar despierto, estar atento, te decía recién, tenés que verle los sentidos, ver la mirada, la respiración. Si lo sentís con los brazos caídos, que el golpe son carterazos en vez de golpes, ya está desarmado.
_Cuando vez un boxeador con potencia, lo ves armadito, disciplinado. Si ya subió cansado, lo primero que pensás, lamentablemente es real, y en el primer round ya no dio más, …y, estuvo haciendo una losa. Porque nadie vive del boxeo. Y el boxeador es el que peor la pasa, tiene que hacer sus changas, sus trabajitos, tuvo que trabajar en una obra de construcción dos días antes, se quedó sin brazos.

_¿El boxeo es la disciplina de la gente que no tiene otros recursos?

_Hoy en día está de moda, tenés de todos los niveles económicos, porque esa es la realidad. Está el boxeador que te llega con unos guantes, que vos decís no, disculpame, pero esos no están permitidos, usalos en tu casa. Para la pelea te lo vamos a dar nosotros, venite con las botitas que vos quieras mientras estén en condiciones.

Escuela Municipal de Boxeo

_¿Y el caso de la mujer también está de moda el boxeo?

_El hombre es quien está más de moda. Hablando internacionalmente “La Tuti” (Yésica Bopp), es una argentina que está viviendo en Los Angeles, California y es recontra conocida y tiene 20 sponsors. Una gringa divina con hijos, con familia, una casa. Pero se mata entrenando porque tiene que rendir. Vive de eso. Estamos hablando de Los ángeles.

_Estabas trabajando, entrenando, boxeando y tu hija creciendo, haciéndose adolescente, ¿cómo llevaste esa etapa?

_Siempre contando con el apoyo y el acompañamiento de mi mamá, mi mamá era un pilar muy importante y es por eso que cuando te cae la ficha de que ya no la tenés, por más que tu hija es grande, por más que vos sos grande, cuando te falta tu vieja, te falta un eslabón. No sé, se te cruza el chasis. No es lo mismo cuando te falta tu viejo y no es nada en contra del varón, es una realidad. Tu mamá te duele la entraña, tu mamá te duele el corazón, tu mamá te duele la sangre, te duele todo. Mi mamá me acompañaba, mi mamá me ayudaba, se quedaba con la criatura.

_¿En el caso de tu nieto, si el chico decidiera subir al ring, cómo te sentirías?

_Me encantaría en el sentido de que sea una elección, no una imposición. A mi hija le gusta el boxeo recreativo, le recontra apasiona. Es más, ella entrena con Gero Calvimonte y la hermana, es feliz en ese momento, pero es recreativo. Ahora, que permita que mi nieto o mi nieta el día de mañana suban al ring, no sé si van a tener el apoyo de sus padres. En el deporte que ellos quieran los voy a acompañar porque me apasiona que lo practiquen.

_El boxeo no es lo único que te apasiona, también te gusta el senderismo, ¿cuándo te iniciastes?

_Hace seis años, yo por ahí grito en las carreras y mientras voy transitando digo: tendría que estar panza arriba comiendo milanesa con mis nietos. ¿Qué hago acá?
_Todo comenzó por mi mamá, era el eslabón más importante, primero fue comenzar con el trote, retomar un poco el entrenamiento y recorrer todo por el Regimiento, los circuitos del predio me los conozco a todos. Nadie, nadie inventó nada, porque todo estaba hecho. Nada más que la moda del trail se desató en plena pandemia. Yo tenía una necesidad muy importante de quedarme en el monte, buscar la montaña y correr, porque era ahí donde me conectaba con lo que estaba viviendo, transitando. La necesidad de conectar un poquito de eso que dolía, que duele, que es el duelo en sí. También sabía que cada zapato con su zapatero. Empecé a buscar con quién entrenar, con qué grupo, si no tenías conocimiento no daba. Hasta que la conocí a Anabel Oviedo Zelarayan y a Emiliano Salas. Los contacté por redes sociales, comencé con ellos, era la alumna número ocho. Lo digo siempre porque ahora somos más de 300, es una explosión lo que es EA Entrenamiento. Con ellos comencé y con ellos me quedé, y así me fui perfeccionando en esto del trail.
_No es solo correr por medio de las piedras, tanto vos en la montaña con la bici o en el asfalto sabes que tienen distinta dinámica. Bueno, en la montaña pasa exactamente lo mismo. Solo Joaquín Narváez puede tener el mismo ritmo de montaña que de asfalto, o mi entrenadora, son los únicos. Uno va buscando no lesionarse, el poder hacerlo de la mejor manera para disfrutarlo, es lo que yo quería, no romperme. El asfalto no me gusta, obviamente es parte del entrenamiento y lo hago porque me da una cabeza diferente.






_Dame dos experiencias, una positiva y otra negativa.

_La positiva haber podido hacer los 35 km de Fiambalá, fue un logro importantísimo para mí. Y lo más frustrante, no haber podido participar en el 42K de Patagonia, el 9 de noviembre del 2024, es no haber podido viajar, no haber podido estar ahí cuando fue una carrera que estaba pagada un año antes, planificada durante un año con mis entrenadores.

_¿Que pasó, porque no lo realizaste?

_Estoy transitando un tema de salud en el cual estoy en plena recuperación y rehabilitación.

_¿Algo podes recuperar para el año entrante de esa inversión?

_No, eso es lo de menos. Me mandaron el kit y yo ya era feliz porque fueron mis compañeras a correr, un grupo que se armó divino para viajar.
_Muchos me preguntaban si iba a dejar de entrenar con mis entrenadores. Porque yo salgo a correr con los de Lucas Castro, con los de Morena, no me interesa el team que sea. Si vos me escribís para que salgamos a fondear o para compartir una sendita, yo no tengo ningún drama. A mí no me representa ningún club, yo interactúo con las personas. Tengo muy claro quiénes son mis entrenadores y me gusta compartir con todas las personas.
_Mientras vos tengas buena onda y tengas ganas de compartir esos 40 minutos de sendita o dos horas de fondito y después ir a merendar, no tengo ningún drama. No me interesa la camiseta.
_La gente que viajaba para el Patagonia era del team de Lucas Castro y nosotros de EA Entrenamiento, se había armado un grupo relindo donde presentas a tus compañeras, tus amigas, las que conociste de otros grupos. Esa es la dinámica, todos los deportes tienen sus cosas.
 


_Este es un entorno competitivo y difícil, que tiene que ver con el músculo, la cabeza y el entrenamiento, en la parte afectiva esta situación te acerca o te aleja. Si tenés pareja te cuesta compartir, o prefieren no conocerte?

_Soy una persona en la cual no me mezclo con mi mismo entorno, en el ámbito del boxeo no me mezclo con absolutamente nadie, mucho menos si es boxeador. Porque yo soy autoridad. No me voy a mezclar con un entrenador porque su pupilo no va a tener ninguna preferencia en referencia a eso, ni tampoco voy a permitir que a mí me quiten la licencia porque crean, o que no me permitan participar en una pelea porque está su pupilo. Esas cosas a mí no me gustan. Y en referencia al atletismo, tampoco me mezclo con personas de mi entorno porque me gusta seguir entrenando con esas personas. Entonces para mí es una religión.
_Me dicen: pero si es el único entorno donde te relacionás, cómo vas conocer gente. Si conozco. La tengo clarísima, de mi mismo entorno no.
_Obviamente estuve en pareja, me acompañaba a las veladas boxísticas y todo lo demás, pero bueno, por ahí hay un quiebre en donde no se lo bancan, porque es real que el boxeador quiere la foto, o el que te manda solicitud y te manda mensajes, entonces es una ley. Si vos querés confiar, la confianza se construye, el respeto se gana. Si no tenés ganas de construir algo… y ya estamos grandes. Tampoco me estresa, si hay algo que se da, se da y si no cada cada uno por su lado.

_Qué te falta realizar para sentirte plena, completa?

_Sé lo que me falta, esto de volver a aguas abiertas. El año pasado estuve haciendo un poquito, después dejé y ahora es parte de mi disciplina, una imposición dentro de mi rehabilitación. Es que lo estoy haciendo y cada vez más enamorada de lo que voy logrando. Toda mi vida fui deportista.

_Entonces de aquí a un año te veo haciendo triatlón.

_Mi sueño es ese. Cuando fue el tria en El Jumeal, Clarita Morales y los chicos del club de nadadores me recibieron con los brazos abiertos, me hubiese encantado participar. Sería el sueño pendiente.


El sol se encamina al ocaso, el público con reposeras y termos con mate, aumenta a medida que baja levemente la temperatura en la zona del dique El Jumeal.
Yanina, ahora Ihana, la mujer que vive y respira el deporte, se encamina a su universo de amigos que la reconoce a la distancia y le expresan variados saludos.
(Ihana es nombre mapuche, eligido por su padre al nacer pero no se lo permitieron usar)