Puedo pecar de anticuado, tonto y tal vez "desubicado" en el tiempo y el espacio, pero... ¿Podemos llamar evolución al simple paso de los años? o ¿cuantos años son necesarios para ver un cambio evolutivo?. Si hace treinta años (en mi caso) festejar una primavera o el día del estudiante consistía en compartir con amigos y amigas un día de sol (en lo posible), juegos, mucha música y bailes hasta el cansancio junto a estudiantes de otros colegios, sin olvidar los clásicos "sánguche de milanesa, galletitas con picadillo y la espray". Volviendo a casa felices, algunos enamorados, otros casi hombres por haber ligado una minita re-piola, o la posibilidad de llamarla por teléfono (épocas de Entel). De una forma u otra todos teníamos cosas nuevas para comentar en el aula al día siguiente. No recuerdo que el alcohol fuera el motivo principal para reunirse.
La noticia sobre acopio de alcohol, publicada el 11/09/2009, para festejar el día del estudiante no me sorprendió. Sí me causó sorpresa que con 10 días de anticipación ya estuvieran tratando de burlar las disposiciones policiales.
Que sea una costumbre en estos últimos años, no avala a los padres "modernos" a ser permisivos con los hijos para no quedar fuera de "onda" y ser considerado un cavernícola, un retrogrado o el peor de los casos: revivir en sus hijos las borracheras estudiantiles propias.
No podemos acusar a la juventud de alcohólica y adicta al cigarrillo desde temprana edad, si son los mayores los encargados de promocionar campañas a toda hora y en todo lugar. Afiches, tandas publicitarias, auspicios de eventos y fiestas. Donde alcanza la vista hay una promoción de alcohol y cigarrillos.
Mucho se habla de la falta de interés en los jóvenes, de pasividad, escasez de iniciativas personales y es el alcohol la vía para suavizar el camino a un terreno de nuevas esperanzas.
Se pueden dictar todas las normas de convivencia, decretos y aprobación de leyes provinciales y nacionales, pero eso no cambiará aquello que no está escrito: el concepto moral.
Si está prohibido vender alcohol a los menores, ¿porqué se sigue vendiendo?. No falla la ley, fallan los controles y fundamentalmente la moral del vendedor. No le preocupa la salud de un chico, se preocupa porque sus hijos puedan asistir a un colegio privado o tener un celular de alta tecnología.
El dinero no tiene dios, tampoco quienes hacen del dinero su principal virtud. Esto nos lleva a planos morales donde las leyes no tiene peso. Seguir legislando sobre el tema es casi absurdo, no se puede cambiar un modo de pensar y sentir la vida mediante decretos.
La educación familiar es el punto más importante en un chico, si sus padres han recibido una buena formación, éstos sabrán transmitirla. En caso contrario, allí se inicia el problema.
Hola Niko, como siempre una gran reflexión. Comparto cada uno de los términos de tu nota y es mi gran preocupación. No por mí que ya soy una mujer mayor y formada sino por mis nietos. Es cierto que todos parecen mirar para otro lado como si lo que estuviera en riesgo de vida no fueron sus hijos o sus nietos o amigos.
ResponderEliminarAquí en La Plata sucede lo mismo. Cada vez que salgo para la Facultad me cruzo con chicos de secundaria que antes de entrar al colegio están bebiendo cerveza en la esquina, ¡¡¡ a las ocho de la mañana !!! un cariño y suerte con tu blog.
Elisa Inés Penas.
La Plata. Buenos Aires
NIKO: Como siempre te adelantaste a las noticias;me refiero al acopio de alcohol. ¿Viste en El Ancastila nota? No me fijé quien la escribió y no recuerdo la fecha,pero que fue una semana anterior al dia de la primavera,eso es seguro. Con afecto Graciela
ResponderEliminarHola Graciela. Aquí no hay que hacer futurología, lamentablemente, todos los años se repite esta "costumbre". La lucha de Prevención vs. "Los vivos de siempre". El año que viene podés leer esta misma nota del blog y te parecerá recién escrita.
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